tortosareinounido.jpgTras décadas de desatención que han acabado por generar auténticos guetos de marginalidad, el gobierno británico ha decidido continuar con su multiculturalismo pero reforzando la ciudadanía británica entre los inmigrantes musulmanes. Para ello ha decidido establecer una mayor comunicación con las comunidades islámicas, promoviendo el islam moderado. La amenaza son nuevos y peores 7-J.

INFLUENCIADOS POR LA TRADICIÓN individualista calvinista, los distintos gobiernos han ido relegando a las comunidades musulmanas a sus propios espacios, con el fin de no interferir en la esfera de lo privado. Ha sido tras el transcurso de unas décadas cuando las perversiones de esta práctica se han puesto de manifiesto, no solo con el 7 de julio, también se ha evidenciado como una política de desatención que ha acabado por generar, al cabo de los años, auténticos guetos de marginalidad en espacios que estaban fuera del control de la administración.

«Solo hay treinta imanes formados en Gran Bretaña, frente a mil que están desarrollando su labor con criterios de sus comunidades en origen, lo que puede ser un elemento de radicalización»

Al mismo tiempo que se insuflaba respeto cultural al ofrecerles espacios donde canalizar sus costumbres culturales, el contrapunto de haber estado funcionando sin un aparente control de cómo evolucionaba desde el punto de vista de las carencias socio-laborales; se ha acabado por evidenciar como un espacio apartado de la sociedad, que ha funcionado con problemas de discriminación. Si algo se puede concluir del caso británico es que la falta de un control estatal sobre la integración de estas comunidades, a lo largo de varias décadas, es lo que explica la actual proliferación del extremismo (por cómo han encontrado en esos guetos un cómodo hábitat para desarrollarlo, dada la ausencia del Estado).

UNA CLASE MEDIA MUSULMANA

En Gran Bretaña, las instituciones han aplicado una política de no asimilación y no «occidentalización» de las comunidades musulmanas que iban llegando al país desde los años sesenta, ofreciéndoles espacios donde conservar su identidad cultural, lo que a lo largo de los años ha ido derivando en la creación de guetos.

Por otro lado, implantaron un modelo de integración a través de cuotas para los contratos laborales, la vivienda, etc., como un intento de combatir la frustración laboral en la experiencia migratoria.

«Uno de cada tres jóvenes musulmanes británicos encuentra justificados los atentados del 7-J en las encuestas, y aparecen reflejados como los más anti-occidentales de Europa»

A diferencia del modelo de inmigrante residente del resto de países europeos, la mayoría de los que viven en GB son ciudadanos británicos, pueden votar y tienen los mismos derechos, y es el único país donde se está empezando a desarrollar una clase media musulmana.

Aunque por otro lado sólo hay treinta imanes formados en Gran Bretaña, frente a mil que están desarrollando su labor con criterios de sus comunidades en origen, lo que puede ser un elemento de radicalización. El Consejo Musulmán Británico fue creado en 1996 y congrega a 480 organizaciones, vinculadas con las mezquitas y esos imanes. Los líderes de las sectas Tabligh y Deobandi, que empezaron a llegar a Gran Bretaña en los años setenta-ochenta, están acaparando el control de la mitad de las mezquitas, anunciando la propagación del Islam por todo el país y su aversión por otros credos y por la democracia. De hecho, son el centro de referencia de todo el movimiento en Europa. El portavoz del Consejo Musulmán de Bradford, que incluye a Leeds, foco de radicalismo y de donde procedían varios de los suicidas del 7-J, Ifhting Ahmet, ha alertado sobre la existencia de más personas dispuestas a inmolarse, al mismo tiempo que se muestra preocupado por la radicalización que está emergiendo en estos barrios, y se muestra partidario de informar a la policía ante cualquier indicio. En Bradford, con el beneplácito del Consejo de Mezquitas Locales, se está empezando a experimentar una nueva asignatura en los colegios, para enseñar la tolerancia y la no violencia, una manera de contrarrestar la radicalización.

LOS DESARRAIGADOS

Los ataques de Londres en 2005 introdujeron una novedad, y es que sus autores eran jóvenes nacidos en Gran Bretaña, aparentemente integrados, que estaban experimentando un desarraigo cultural en su propio país.

Una encuesta de 2004 introduce un alarmante dato: el 13 por ciento de los jóvenes musulmanes se mostraban de acuerdo con los ataques de Al Qaeda. Uno de cada tres jóvenes musulmanes británicos encuentra justificados los atentados del 7-J en las encuestas, y aparecen reflejados como los más anti-occidentales de Europa (en torno a un 30 por ciento son partidarios de la sharía). Los que fueron detenidos por planear atentados contra los vuelos sobre NY, Los Ángeles, San Francisco, etc, son jóvenes británicos de clase media e integrados. Los procesados en marzo de 2006 son de etnia pakistaní, tenían entre 19-31 años, y eran de Crawley, Luton e Ilford, a las afueras de Londres.

Todo ello pone de manifiesto que algo está fallando con las generaciones de musulmanes nacidos en Gran Bretaña, que hay que abordar los factores que causan ese resentimiento. La percepción de sentirse discriminados ha ido aumentando con los años, un 80 por ciento se considera discriminado en 2004, frente a un 39 por ciento que se consideraba en 1999.

EL FACTOR DE POLÍTICA EXTERIOR

De los dos millones de musulmanes que viven en Reino Unido, la mayoría se concentra en forma de comunidades en Londres, Manchester, Birmingham, y Yorkshire (un importante número de Leeds y Bradford). Según Roger Hardy, analista de temas islámicos de la BBC, durante mucho tiempo se ha sido consciente sobre estas nuevas comunidades islámicas que se estaban formando en ciudades industriales como Leeds y Bradford, y apunta que tras el caso Rushdie empezaron a aparecer los primeros jóvenes descontentos. También culpa al multiculturalismo impulsado por el gobierno desde los años sesenta, y a la política exterior del país, por ejemplo en Irak. Un tercio de jóvenes en edad de trabajar no poseen un título, y las tasas de desempleo son superiores en este colectivo.

«El factor de política exterior del gobierno británico también debe ser incluido como otra causa del resentimiento que viven, mayoritariamente, las comunidades musulmanas»

El factor «política exterior» del gobierno británico también debe ser incluido como otra causa del resentimiento que viven, mayoritariamente, las comunidades musulmanas. Prueba de ello son los comunicados de prensa, en que hasta los líderes de las asociaciones mayoritarias y más representativas (Muslim Association of Britain, Muslim Council of Britain, British Muslim Forum y Muslim Solidarity Committee), critican el apoyo británico a las intervenciones en países como Irak, Afganistán, Líbano, etc. Para Gardiner, miembro del Centro Thatcher, lo que está poniendo de manifiesto esta postura es la necesidad de crear nuevos líderes musulmanes, sin simpatías de este tipo, y con mayor compromiso para luchar contra el extremismo dentro de sus organizaciones y de condenarlo públicamente. Como sustenta Juan José Escobar, la propaganda extremista está explotando los conflictos de Palestina, Chechenia, Irak, etc, como base de su campaña mediática, culpando a occidente de la opresión que sufren allí los musulmanes. Por otro lado, el control de las mezquitas por el wahabismo saudí contribuye mucho a propagar este mensaje, ejemplo de ello es la mezquita Finsbury Park de Londres, donde precisamente los jóvenes de segunda y tercera generación que experimentan una crisis de identidad, por no sentirse ni británicos ni originales de países musulmanes, encuentran una forma de consuelo y de salir de su ostracismo social. Advierte, además, que el reclutamiento se está empezando a dar entre jóvenes profesionales y en las universidades.

CIUDAD DE ACOGIDA

En una entrevista a la cadena Fox News Channel’s «Heartland», Emerson critica que Gran Bretaña, con su política tan liberal de asilo y de abierta inmigración, ha provocado que Londres sea hoy la capital que más grupos islamistas radicales acoge, de toda Europa e incluso de Oriente Medio. El Consejo Musulmán Británico tiene vínculos con Hermanos Musulmanes, Hamas y otras organizaciones yihadistas; y sin embargo ha sido la principal organización válida e interlocutora para el gobierno británico.

«Se estima que le presencia yihadista en Gran Bretaña empezó con el fin de la guerra fría en la década de los noventa»

En Londres hay propaganda yihadista en los cibercafés. En una entrevista en la Cadena Fox, Walid Phares (original de Oriente Medio), aseguró que cuando iba en el tren de Luton, se le arrimó un militante de un grupo yihadista, tratando de captarlo preguntándole por sus gustos, puntos de vista, religión y profesión. Más tarde, cuando estaba en una pequeña tienda en Leeds, vio que estaba llena de propaganda yihadista. Se estima que le presencia yihadista en Gran Bretaña empezó con el fin de la guerra fría en la década de los noventa.

En 2005 el gobierno británico decidió prohibir los grupos extremistas Hizb ut-Tahrir y Al-Muhajiroun. El comentarista Zeyno Baran sostuvo en una entrevista en la Cadena Fox que durante mucho tiempo el gobierno británico ha sido demasiado tolerante con los grupos radicales islamistas radicados en Gran Bretaña, y que fue muy permisivo dando asilo a líderes exiliados de Siria y Arabia Saudí. Hay constancia de cartas de Bin Laden, animando a atentar contra Occidente, que han sido leídas en las mezquitas de North London, Bradford, Sheffield y Leicester; así mismo de conferencias celebrando el 11-S, organizadas por estos grupos que han sido finalmente ilegalizados; y que se ha estado además reclutando jóvenes en los campus universitarios y en las mezquitas. Se estima que han sido alrededor de 1800-2000 los reclutados por año para salir del país a campos de entrenamiento.

LA NECESIDAD DE UNA NUEVA POLÍTICA

Ahora se está viendo cómo las políticas de vivienda, educación y empleo de hace treinta años han creado auténticos guetos. No se incentivó el conocimiento del inglés a quienes más dificultades tenían para aprenderlo, y con ello se ha creado una barrera para la integración. Hubo una falta de provisión en el sistema educativo, y en el acceso a la vivienda pública, para recibir de golpe a tan grandes volúmenes de inmigrantes, frente a otros que ya estaban integrados en el sistema, pero que por este fenómeno se hayan tenido que ver desplazados. El gobierno británico ha empezado a financiar escuelas específicamente musulmanas, al igual que las hay católicas, protestantes y judías. Y se ha dado cuenta de que hay que trabajar más con las segundas y terceras generaciones, más desarraigadas. En junio de 2007, la Comisión de Integración propuso cuatro medidas básicas para hacer frente a estos desajustes: educación para la ciudadanía y servicio voluntario, apoyo especializado a las autoridades locales, enseñanza del inglés, y fondos destinados a la cohesión comunitaria y no a un solo grupo.

«Muchos jóvenes no se sienten aceptados, lo que les hacen susceptibles de ser captados por los imanes radicales»

Algunos de los terroristas del 7J procedían de entornos «muy normales», y no estaban fichados por la policía. Una casa de Leeds hizo de fábrica de bombas para los atentados del 7J. Aunque ya en 1995 los servicios británicos identificaron la amenaza que suponían los grupos islamistas fuera de Oriente Medio, fue tras los atentados del 7J cuando se decidieron a practicar ilegalizaciones de organizaciones.

LA POLICÍA SE REORGANIZA

La reestructuración de la policía británica para hacer frente a este tipo de terrorismo se plantea adquirir funciones más allá de las operativas, y atender cuestiones civiles relacionadas con las causas del terrorismo (en territorio nacional y en el exterior), y así mismo sobre los factores sociales para prevenirlo. Desde el 7J la reforma de los servicios secretos ha ido encaminada a la centralización, siguiendo el ejemplo norteamericano.

La mitad de los inmigrantes musulmanes son ya nacidos en Gran Bretaña, presencia originaria mayoritariamente de las antiguas colonias indo-pakistaníes y de Bangladesh; y constituyen el mayor grupo dentro de las minorías religiosas. A ello hay que añadir que una tercera parte de ellos son jóvenes, frente a una quinta parte del resto de población autóctona que son jóvenes. Ello supone un factor más de presión demográfica, de muchos jóvenes desarraigados compitiendo con pocos que puedan tener las oportunidades más fáciles (teniendo en cuenta que sufren tres veces más desempleo que los autóctonos, que están menos cualificados, y viven en zonas deprimidas). Muchos de estos jóvenes no se sienten aceptados, todos estos factores son los que les hacen susceptibles de ser captados por los imanes radicales, y acuden al islam extremista como una manera de contrarrestarlo y de encontrar una identidad.

«Según una encuesta de la BBC tras el 7J, solo un 28 por ciento de los musulmanes en Gran Bretaña están de acuerdo en adoptar el sistema de vida, costumbres y valores británicos»

La protección de la privacidad y las políticas liberales de asilo, en definitiva la no asimilación a favor del multiculturalismo, que se llevan implantando desde los años sesenta, han sido el caldo de cultivo de los predicadores. El adoctrinamiento se ha producido de forma latente durante todos esos años en las mezquitas, pero también en las prisiones y en las universidades. Los expertos señalan que por haber funcionado estas comunidades como un aparte de la comunidad mayoritaria, ha provocado que no se sientan británicos ni hayan desarrollado tal identidad. Según una encuesta de la BBC tras el 7J, solo un 28 por ciento de los musulmanes en Gran Bretaña están de acuerdo en adoptar el sistema de vida, costumbres y valores británicos; y un 58 por ciento de la población autóctona británica en que lo hagan. Sin embargo, la gran mayoría de musulmanes y autóctonos están de acuerdo en que este colectivo debería de aprender inglés. Promover el inglés en los imanes que dan sus discursos en las mezquitas también contribuirá a romper esa brecha. El gobierno británico está por continuar con el multiculturalismo, pero reforzando la ciudadanía británica entre los inmigrantes. Con ello ha establecido una mayor comunicación con las comunidades islámicas, promoviendo el islam moderado, reforzando el aprendizaje del inglés y la lucha contra la discriminación. Pretende así legislar las clases, un examen, ceremonias de ciudadanía, y comprobaciones de conocimiento del idioma, la historia y la cultura británicas.