Mientras que en el sur del continente americano, la participación popular democrática se consolida y la renovación del progresismo uruguayo logra un triunfo más que importante sobre los sectores históricamente conservadores de aquel país; en Honduras, mientras tanto, el gobierno golpista encabezado por Roberto Micheletti, llevó a cabo las elecciones estipuladas durante el gobierno del legitimo presidente de aquel país, Manuel Zelaya, arrancado de su sillón presidencial mediante un novedoso golpe de Estado, digitado por la oligarquía vernácula y sus aliados comunicacionales, empresariales y eclesiásticos.
Por Maximiliano Borches, 30 de noviembre de 2009
El progresismo en el Uruguay no sólo volvió a triunfar, sino que además se profundiza. La primera gran sorpresa, se llevó a cabo el pasado 28 de junio, cuando en las internas abiertas del gobernante partido Frente Amplio, se impuso José “Pepe” Mujica, un dirigente popular, ubicado –hasta el momento, al menos- a la “izquierda” del presidente Tabaré Vázquez, que en su larga vida política –ente otras cosas- sufrió catorce años de prisión –a pesar de haberse escapado en dos ocasiones- por haber militado en las filas del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.