Los pronósticos trazan un paisaje preocupante: México podría convertirse en veinte años en un país importador neto de petróleo cuando ha figurado en las grandes ligas de la producción de hidrocarburos. La petrolera PEMEX no sólo necesita una inyección millonaria para reflotar como empresa, sino también la tecnología punta para explorar y perforar en profundidades en las que sólo algunas compañías multinacionales están en condiciones de trabajar a pleno rendimiento.
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